domingo, 28 de diciembre de 2008

The Mayan Route: Diary of a trip / La Ruta Maya: Diario de un viaje




urante noviembre, 2008, una amiga y yo hemos viajado por la "Ruta Maya" en el sur de México, o por lo menos la parte de ella que se puede lograr en este tiempo. Mientras tanto escribía una bitácora que publico en forma completa aquí (la publiqué por entregas separadas en http://reflexiones4-karen.blogspot.com/) junto con algunas de las fotos que tomé.

La primera motivación para ir allá fue para participar en el IX Congreso Internacional de Psicología Social de la LIBERACIÓN los días 14, 15 y 16 de noviembre 2008 en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. Después salimos con una maleta y un morral para nuestra aventura a través de Chiapas, Campeche, Quintana Roo y Yucatán. El trabajo que presenté allí puede encontrarse en la entrega abajo en este mismo blog.


El primer día en Chiapas, antes del congreso, fuimos a una zona llamada "El Sumidero", un caudal aumentado por por un embalse sobre el río "Nuevo Usumacinta" no muy lejos de San Cristobal, Chiapas. Las fotos demuestran la hermosura del lugar.
























Noviem-bre 16, 2008, San Cristóbal

Se terminó el congreso hoy y no ha habido tiempo para escribir excepto unos brevísimos correos a la familia.

El congreso fue interesante pero se perdieron tantas oportunidades. El lugar fue “La Universidad de la Tierra”, un lugar para enseñar a campesinos cosas prácticas de la vida como técnicas de la agricultura orgánica, carpintería y aspectos para la profesión de las comadronas. La carrera normal es de tres años y el lugar es bello, sin embargo es más apropiado para estas enseñanzas que para un congreso internacional donde gente citadina tiene que saltar charcos y aguantar el frío de las aulas abiertas. No había acceso fácil a comida y los baños eran casi letrinas.

Aula abierta, Universidad de la Tierra


Pasamos horas en discusiones políticas frustrantes que deberían haber dado lugar a reflexión posterior. En general los participantes eran jóvenes, de la izquierda latina, la cual parece no haber avanzado al mundo moderno. La gran preocupación era el neoliberalismo, un discurso que no se ha modificado en veinte años –o más. Hababan del “enemigo” y en ocasiones peleaban entre sí por razones ideológicas.

No llegaron a detallar el fenómeno ambiental, y las causas actuales de la pobreza quedaron sin mención. La globalización y la crisis económica actual quedaron sin análisis, y no percibían la enorme transferencia de recursos que ha pasado “arriba” en la creación de muchos millonarios y mil-millonarios nuevos en el mismo lapso. Sentí la presencia de un gran romanticismo superficial. En un momento pregunté: ¿Quiénes son exactamente “nosotros” y “ellos”? y se suscitó una pelea de insultos y recriminaciones en el grupo.

Mi propia presentación fue bien, pero como se dio el día domingo de una mañana lluviosa no había mucho público.

Luego salimos al discreto encanto de la burguesía con unas amigas a un lugar que se llama “Casa Vieja” para almorzar. Comimos y tomamos muy bien –bastante picante y tequila en el estilo de “tres generaciones” o “la bandera”: una copa de tequila, otro de jugo de limón y otro de jugo de tomate.

Encontré, especialmente en la clase media y en los guías turísticos un cierto orgullo étnico. Por ejemplo este Cristo tiene rasgos mayas:



Pero las contradicciones sociales en Chiapas son terribles y me rompieron el corazón: niños y niñas que venden tejidos en el áspero frío de la noche de San Cristóbal, atrapados en un mundo de turismo cuyos beneficios sólo les sirven para más o menos comer. Se acercan a los turistas que les regatean un dollar sobre un precio ya bajísimo en términos estadounidense o europeos porque piensan que si no lo hacen serán engañados. Las madres también se ven cargadas con sus hijos que a veces lloran por el confinamiento en la espalda de ellas mientras ellas venden sus bellísimos tejidos.


Con mi amiga conocimos una tienda “fair trade” donde los niños entran, usan el baño y comen galletas. Es sólo un gesto pequeño, pero por lo menos se trata de un reconocimiento de que estos niños son seres humanos.

Compré blusas para mis hijas, muy simples pero bonitas. También compré una pequeña máscara de jaguar para una de ellas que las colecciona. No puedo llevar mucho porque viajamos con poco bagaje.

Soy muy torpe estos días y me he caído dos veces –cataplum- en el piso, perdiendo toda dignidad. Además me hizo daño en una rodilla. Ahora camino mirando al piso y pierdo detalles de las calles.

San Cristóbal de las Casas es linda, me hace pensar en una ciudad de frontera “consolidada” en el sentido de un barrio caraqueña. Fue nombrado en parte en honor del Padre Bartolomé de las Casas, quien convenció el papa de aquel entonces (1542) que la gente indígena de América eran seres humanos y por lo tanto no podrían ser esclavos, pero los esclavos negros de África no lo eran. Uno no se asombra, dada la composición étnica de la zona, que los habitantes sienten cierta gratitud al respecto.

Aquí hubo una vez una moderada riqueza para una cierta clase social, tal vez asociada con el comercio de productos agrícolas, y hay todavía casas señoriales de un solo piso, a veces dos pisos. Ahora las casas son hoteles o restaurantes, pintados de múltiples colores primarias. Tienen patios interiores por donde una vez entraban los caballos de los dueños, y algunas conservan las fuentes de agua.

Una calle



Almor-zamos hoy en un lugar donde conservan la mesa de la familia –da la impresión que Don Diego Losada (el Zorro) podría haberse sentado para comer allí. Y una mañana tomamos el desayuno en un hermoso patio acompañadas por un elegante gallo.


Está tan frío esta noche que escribo esto en la cama cubierta de cobijas y un poncho.

17 de noviembre

Trato de no dar voz sobre mi malestar que proviene de las terribles condiciones sociales que veo, pero me brotan las emociones. Hoy dos niñas entraron en el restaurante llamado “Revolución” donde comía con mi compañera de viaje, a punto de disfrutar de un almuerzo delicioso. Es un lugar con alusiones tanto a la Revolución mexicana como al movimiento rebelde de Chiapas en la actualidad. Las niñas vendían las trenzas tejidas para brazaletes que se ven en todas partes, y cuando hice la tradicional “no, gracias” sin mirarlas, sin sentir su presencia, una dijo: “Tengo hambre”. La ordené un almuerzo para ella y la hermana en el bar. No se puede satisfacer el hambre de todos estos niños, pero cuando el contacto es directo, cara-a-cara, no hay como ignoraros.

Algo que me llamó la atención sobre ellas: saben contar dinero y dar el cambio apropiado, pero cuando una quiso usar el baño no pudo leer las indicaciones “hombre” y “mujer” y tuvo que preguntar cuál usar.

El segundo encuentro fue más agradable, en el mercado de artesanía y dulces. Un lindo niño que tocaba el tambor y su hermano –no tenían más de tres años- permitieron que les tomara una foto, y prometí al tío sacarles una copia. Por suerte pude llegar para entregársela en la noche. Los hermanos, primos y la abuela casi la rompieron en su entusiasmo para verla. Me acordaba que los niños de los barrios caraqueños no tienen fotos de sus vidas.

Toda la economía de esta zona depende del trabajo indígena: son ellos que siembran la comida y son ellos que atraen a los turistas con sus tejidos y colorido. Sin embargo no disfrutan de los beneficios; en realidad sólo tendrían que organizar una gran huelga. Todo lo demás colapsaría: los hoteles, las taxis y las tiendas. No obstante son divididos y se compiten entre sí. ¿Qué han hecho los Zapatistas sobre esto?

Tienda donde vendan imagenes revolucionarias.


Las revoluciones, la de Zapata en el comienzo del Siglo XX, y la de Marcos, siguen vigentes: mucha gente los admira. Mi compañera de viaje y yo pedimos que nos tomara una foto frente a una gran pintura de Zapata en tonos de rojos dramáticos.

Catedral


Por lo demás, tomamos el tranvía por la ciudad, tomé algunas fotos de iglesias desde afuera, especialmente la hermosa fachada de la de Santo Domingo. Vimos la iglesia de la Virgen de Guadalupe y nos contaron como los feligreses suben las largas escaleras de acceso de rodillas el 12 de diciembre. En general vi poco ornato dentro de las iglesias de San Cristóbal.

Iglesia de la Virgin de Guadalupe


Santo Domingo


La ciudad tiene por un lado un volcán de agua activo que ha inundado a veces la ciudad de agua y cenizas. Su fundación fue bastante temprano en la era de la colonia, en 1528.

Pude bajar mis fotos anoche en la biblioteca pública. Allí vi muchachos que jugaban los juegos computarizados de siempre –carros y guerras- pero en su propio dialecto maya. Hablan “tzotzl”.

Decidimos no irnos a Guatemala porque pasaríamos casi todo el tiempo en el viaje para llegar y regresar. Es otra noche de frío intenso: es difícil creer que mañana estaremos en el calor de Palenque.

18 de noviembre

Estoy en el autobús para ir a Palenque, desde las 6:30 a.m. y sin desayuno. Escribo para no dormir.

Hay bosques de pino en la salida de San Cristóbal y bajando un poco de altura se ven matas de árnica y banano y Queen Ann’s lace. Pasamos sembradíos que ofertan frutas al lado del camino. Hombres y mujeres aparecen en ponchos y sombreros de ala ancha. Cada pueblo tiene una pequeña iglesia de dos torres y mucho colorido.

Es evidente el esfuerzo del gobierno para sembrar pinos y construir casas. Como siempre el espacio más pulido fue una guarnición militar, pero veo todo barrido, pulcro. El camino que recorro ahora tiene curvas, huecos y vibradores (las elevaciones bajas en el cemento para que los vehículos aminoren su velocidad. Es difícil escribir.

Siguen los caseríos con sus cayenas de múltiples colores, pero ahora son casas de bloque con techos de aluminio. Hay escuelas amplias para los muchachos que se ven en uniforme.

Poco a poco los pinos ceden lugar a otras tipos de plantas. Casi no hay bosques ahora, sino hileras de caseríos. Es un día lluvioso con neblina. Se ven terrenos cercados con tablas de madera y mucho maíz, ya seco, ya cosechado. La música en el radio del autobús es pop-mexicana, por suerte de poco volumen.

Seguimos bajando de altura. Hay vegetación lujosamente subtropical Estamos en la carretera “México 186”. En el lado derecho hay un abismo cuyo fondo no se devisa en la neblina que parece no molestar al chofer.

He visto iglesias protestantes que usan el mismo estilo de dos torres y puerta central. Parece que una gran parte de la población ya no es católica.


Acabamos de desayunar ricamente en un pequeño caserío, pero tuvimos solo media hora. Me regañaron por ser la última persona en regresar al autobús, y el chofer dijo que lo que nos podrían pasar en el camino es culpa mía. Parece que los Zapatistas tienden a abordar los autobuses y agresivamente cobran peaje a todos los pasajeros. Seguimos de cerca el otro “camión” (autobús) como dos pájaros blancos buscando seguridad en estos parajes. La foto demuestra una casa que proclama las lealtades políticas de sus habitantes.

Vimos hermosas caídas de agua en "Aguas Azules" y "Misol-Ha".



Todavía hace frío pero ya estamos en tierras más bajas y las montañas están alrededor pero ahora las miramos desde abajo. Hay pozos de agua para los animales y la tierra tiene un color bien oscuro.

Mientras más nos alejamos de San Cristóbal menos se ven alusiones a los Zapatistas y más a las autoridades electas. Por las conversaciones, sin embargo, no creo que sea una señal de la falta de apoyo a los primeros. Hay evidencia de las obras del gobierno por toda la carretera – construcciones agrícolas y de vialidad.


20 de noviembre.


No he escrito nada por dos días, sólo escribo en los autobúses, vamos saliendo de Chiapas y entrando en Tabasco, siguiendo la ruta maya. Muchas fotos han corrido por mi cámara en sitios hermosos.

Primero, claro: Palenque, que significa “rodeado de palos”. Hay veinte cuatro templos de los cuales visité, junto con un guía, diecisiete. Volví a caer, de hecho todo el viaje ha sido físicamente demandante para mí.

Los templos de la muerte, de la vida y del sol son impresionantes. Las escalinatas son estrechas y altas, diseñados más para ser vistas desde abajo y producir respeto entre los que no eran de una clase social apropiada para sentarse en las gradas. Me dio la impresión de jerarquías cerradas, defensivas, con sus sacrificios de sangre que tenían por propósito justificar su derecho a reinar. Sin embargo nos dijeron que sólo mataban a los presos de guerra y los esclavos en los últimos siglos de este régimen; en los siglos anteriores los reyes, las reinas y personas de importancias se pinchaban con la espina de un rayo para hacer sangrar sus lenguas, sus barrigas y sus genitales para coleccionar la sangre como ofrendas. Para estas ocasiones empleaba drogas para disminuir el dolor.

Los relieves son hermosos, cargados de simbolismo religioso. Algo que falta en esta visión pública del antiguo arte maya es la ternura: se ven sangre, guerras, ejecuciones y ceremonias de mando. Hasta los dioses inspiran terror. En contraste los egipcios a veces mostraban momentos de apacibilidad, pero los reyes mayas se ven duros, siempre prestos a ofrendar o exigir sangre.





Los dialectos maya aquí se llama “chiol” y Lacandon”.

El día siguiente tomamos un tour que nos llevó por el Río Usumacinta a Yaxchilan, un hermoso conjunto de templos que salen de la selva. El río merece una mención especial porque por este tramo marca la división entre México y Guatemala. Fuimos en largas canoas de madera con motores guiadas por muchachos con gran destreza en maniobrar los corrientes y escollos. Recién una gran inundación había destrozado los trabajos para conservar las riberas, anegando las tierras agrícolas en ambos lados.

Puesto fronterizo de Guatemala


No había vigilancia y se veía como canoas similares lo cruzaban y regresaban llenas de compras de mercado y personas que iban de visita: es la misma gente maya que vive en ambos lados y la división política moderna carece esencialmente de sentido humano. Pude fotografiar un letrero que marca el puesto de control en el lado guatemalteco, un lugar pequeño y sin aparente muestras de autoridad. Y nuestro bote, en sus movimientos de zig-zag por los corrientes se acercaba tanto al otro lado que casi se podría tocar con la mano los escombros de madera acumulados allí que marcaban la frontera. Mi primera reacción fue: ¡Qué civilizado! Era la primacía de etnicidad sobre soberanía geopolítica. Pero nuestro guía nos contó como se veían los bombarderos desde el lado mexicano durante los años ’70 y ’80 de insurgencia, algo especialmente horrible porque se trataba de violencia contra parientes y vecinos. Y luego, de regreso de Yaxchilan, de repente el embarcadero se había llenado de policías y guardias fronterizas mexicanos, todos armados con muy desagradables armas automáticos. Pero no nos revisaban.

Gran lagarto en piedra


Yaxchilan es un lugar muy especial. Por encima de nosotros corrían los monos araña y aulladores, llamándose y marcando territorios con sus tonos diferentes de saludo y amenaza. Su presencia añadió calidez inter-especie a la aventura de mirar al pasado de nuestros humanos/hermanos americanos. Las imágenes de los reyes como “Pájaro-Escudo II y III que aparecían en las estelas, blanqueadas o enmohecidas con el tiempo, hablaban del poder que hubo en el lugar. Me acordaban de Percy B. Shelley (traducción literal):


Me encontré con un viajero de una antigua tierra
Que dijo: “Dos inmensos piernas de piedra, sin tronco,
Se erigen en el desierto. Cerca, sobre la arena,
Casi tapada, yace un rostro, cuya mueca de desdeño
Y labio arrugado con el frío desprecio del mando
Demuestran que el escultor leyó bien aquellas pasiones
Que todavía sobreviven, impresas sobre estos trastos muertos,
La mano que les desairó y el corazón que sustentó.
Y sobre el pedestal, aparecen estas palabras:
“Mi nombre es Ozymandias, Rey de Reyes:
Contemplen mis obras, Uds. los omnipotentes, y desesperan!”
No queda más. Alrededor de la desolación
De aquella ruina, ilimitada y yerma,
Las arenas solitarias y llanas se alejan hacia la lejanía.


Una estela


En algunos de estas imágenes se ven como la madre del rey le entrega los signos de poder. Supongo que esto significa un papel para ellas, o tal vez un reconocimiento de su papel en haberles dado luz a los mandatarios. He visto una estela de la madre del rey que le entrega inclusive su propio hijo; tal vez demuestra la supremacía de la línea masculina en un sistema de patriarcado.

Una arca maya

Son ciudades-estados, algunas más importantes que otras, que nunca llegaron a formar un imperio. No compartían entre ellos un idioma sino dialectos de un mismo tronco lingüístico, sin embargo, había lazos de una religión común y un estilo cultural con algunos variantes de hieroglíficos y técnicas para construir monumentos, arcos y así sucesivamente. Compartían la creencia en un mundo cósmico de tres niveles simbolizados por el Ceiba, donde las raíces significaban el submundo, el tronco señalaba el mundo visible y el ramaje aludía al supramundo sagrado. Esto se veía en todos los lugares que visitamos. Otro elemento que aparece en todos los lugares es la importancia del dios de la lluvia, Chaak, con su larga nariz.

Monumentos que emergen de la selva


De acuerdo de un librito (ver referencia abajo) que he estado leyendo sobre los maya, fue la necesidad de organizar la tala de grandes árboles lo que contribuyó a la primera consolidación de poder en esta zona selvática y luego las tareas agrícolas y el comercio. Algo que se ve desde la organización de las primeras ciudades es la separación física entre los mandatarios y los demás. Esta concentración de recursos permitió el desarrollo de una clase que podría dedicarse a la acumulación de conocimientos sobre astronomía, irrigación, control de inundaciones y técnicas de agricultura intensivas que pudo alimentar una población creciente con una variedad rica de nutrientes y sabores.

Y lo que voy disfrutando son estas comidas y bebidas con sus sabores. Los mayas no se fueron, viven por aquí todavía. Sólo se cambiaron de mandatarios. Es gente amable, orgullosa de su pasado, que usa la ropa y las técnicas de sus ancestros y hablan derivados de las mismas lenguas.

Finalmente, Bonampac, otra ciudad ceremonial metida entre bosques. Había arqueológicos allí para trabajos de restoración y mantenimiento. Es un lugar con pinturas todavía visibles en las paredes, pero están muy dañadas, a menos dan una idea de cómo hubieron sido estos edificios con sus colores. Hay que imaginarlos con tejidos, pinturas, incienso, y gente obedeciendo tradiciones rituales.

El Ceiba sagrado

En general tiendo a olvidar los nombres de los reyes y dioses –queda una noción del árbol de Ceiba sagrado con raíces, tronco y follaje, la tortuga con las tres manchas de Orión, Chaak, la serpiente emplumada… Es algo vivo para los descendientes. El guía en Yaxchilan, Cesar, con su gran amabilidad que me ayudó a montar las escaleras altas, hablaba de sus antepasados como si estuviesen presentes.

He mezclado fotos de Yaxchilan y Bonampac, ciudades similares que vimos el mismo día.



Referencia: Pérez Campa, M. y Sotelo Santos, L. (2007). The Mayas. México DF: Monclem Ediciones




Escenas de la ciudad de Campeche













Viernes, 21/11/08

Campeche, ciudad amurallada contra los piratas multinacionales y luego los ingleses en particular: Es mucho más señorial que las otras ciudades que hemos visto, pero los muros pintados de muchos colores son para los turistas, no tienen valor histórico. Hay muchas iglesias, y un gran y bello malecón que hace recordar a La Habana.

"La puerta del mar" mirando hacia la ciudad desde la costa







La ciudad se ha ido empujando el mar hacia atrás, quedándose con una larga franja de tierra que hace su “puerta de mar” un anacronismo y un resto sentimental pero sinsentido.



Comimos ayer en un restaurante le lujo.














Hoy desde Campeche fuimos en taxi a las ruinas de Edzna, con un guía, un viejito hablador llamado Luciano. Su charla constante tenía momentos intereantes, y relato abajo uno de ellos.

Se descubrieron estas ruinas no hace mucho, y lo que parecían lomas de tierra donde el Sr. Luciano llevaba su ganado a pastorear en su juventud se han revelado como inmensas edificaciones. Encima de una de estas montañas de vegetación y tierra se veía el tope de una construcción, y alguien le había puesto una cruz de madera –supongo para atar las influencias paganas a las piedras. El mismo Luciano tenía su taxi decorado con cruces, por si acaso. Nos contó que de noche solían salir de las ruinas los gritos de los espantos y aparecidos. Entrado en lo que para mí era un juego, y en chiste dije que tal vez eran los gritos de las víctimas que los Itya sacrificaban, y me contestó –muy seriamente- que así era. No quise mofar de un señor que había sido amable con nosotros, y dejé aquella conversación.

Estas eran las primeras ruinas que han mostrado un lado más humano: una cocina, espacio para tareas domésticas. Pude imaginar niños jugando allí.




Había habitaciones para los nobles, más chicas que mi comedor en casa, pero de nuevo, pude sentir una posible presencia humana. Había un lado elevado, como para una gran cama de piedra. El Sr. Luciano dijo que probablemente tenía un foro en madera e imaginé tejidos con colorido, colchas, tal vez un mueble para servir el te con un pan de maíz. El noble habría sentado en su cama, recibiendo visitas, a lo mejor con sus hijos corriendo por los pasillos o recibiendo alguna lección.

Compré un postal de una pintura, que ya no está en Edzna, de una figura que juega apaciblemente con un pájaro.

En cambio, las pinturas de Bonampac demostraban como el nacimiento del hijo del rey era un asunto de Estado, y mientras la reina daba a luz, ofíciales observaban, bailarines y músicos acompañaban el proceso y se hacían sacrificios. Todo me parece poco propicio para una vida doméstica de paz y armonía.

Las escaleras también son desproporcionadas con el tamaño de un cuerpo humano. Claro, algunas servían de gradas para los espectáculos, pero imagino la incomodidad de quienes deben simular constantemente que son seres colosales.

Este tamaño exagerado de las escaleras es algo que he visto desde San Cristóbal en las aceras y otras vías públicas. Al principio pensé que se trata de una discriminación sutil contra los indios que son chiquititos, pero ahora considero que puede ser una influencia pre-colombina.

En la zona inmediatamente alrededor de Campeche se habla español y poco de los dialectos mayas. De hecho en la colonia traían prisioneros aztecas como esclavos para trabajar, lo que quiere decir que los mayas locales habían sido desplazados.

Toda la gente ha sido extremadamente amable, pero en Campeche encontramos una manera de ser tan relajada –se ve que en esta ciudad las personas disfrutan de una gran calidad de vida.



Ahora vamos a Mérida. Hemos tenido que dejar tantos sitios sin visitarlos. A pesar de lamentar no haber visto a Guatemala y otros lugares en el propio México, creo que la decisión de hacer el viaje de manera más relajada fue la correcta. Tal como son las cosas, casi no tengo tiempo para esta bitácora, sino en los “camiones” o autobuses.

Temas sueltas: El pueblo de Palenque. Nos habían dicho que quedáramos en un hotel fuera de la ciudad porque ésta era “horrible”. Sin embargo, a pesar de un encuentro desastroso entre una cadena en la calle y mi pierna, y un hotelucho donde había que subir por una escalera estrecha a la habitación cargando las maletas, estuvimos a tres pasos del zócalo donde constantemente había música mexicana tradicional de marimbas y trompetas en vivo. En la mañana encontramos los miembros de las bandas juveniles, esperando tocar ellos también. Había un restaurante pegado a la plaza donde servían una deliciosa sopa “levanta-muertos” a la cual añadí un picante maravilloso de ají rojo. Tomamos margaritas gigantescas, evidentemente hechas con tequila barata porque me levanté con “ratón” en la mañana. Pero eran sabrosas. Guindando del techo había los recortes en papel que parecen encaje y figuras y esqueletos bailadores del Día de los Muertos todavía alegrando la vida en noviembre.







Mérida misma noche

Llegamos a Mérida después de las seis, casi las siete. Un señor en la estación de autobuses que da información turística nos recomendó tres hoteles, pero los primeros dos estaban llenos. Nos quedamos en el tercero, pero sólo una noche: el sucio estaba a prueba del cloro que pedimos que se derramara en el baño para poder usarlo.

Fuimos a cenar y luego a pasear por la ciudad en una carroza arrastrada por un cabalo. Fue agradable, y mi primera impresión de una ciudad lúgubre, insegura y decaida se ha modificado con la salida a la calle de la “gente de la noche”, turistas y la población teatrero y de las artes. Es un lugar vivo, con cafés y plazas. Intenté tomar algunas fotos pero el movimiento del caballo lo hizo imposible.

Pequeña plaza al lado de una iglesia; Hay
un café en la esquina.


Me hace pensar en un barrio parisino hace algunas décadas, tal vez antes de la guerra: luces tenues y vida de cafés y teatros. Siento vida artística – guardando las diferencias. No encontrarán Picasso, Cocteau, Satie, Sartre, Simón de Beauvoir, Camus, Breton, Braque, Cézanne, o Gertrude Stein en estos cafés, pero existe un empeño estético innegable.

Las paredes necesitan pintura. Hay evidentemente una estable población inglesa (expatriots), son inconfundibles en todas partes. Sus miembros dan la impresión de ser, como la ciudad, algo “raídos”.

22 de Noviembre

Un hermoso día en Mérida. Comenzó con tareas domésticas: cambiar de hotel, cambiar dinero, reservar los paseos de mañana. Luego comenzamos a pasear. La noche anterior habíamos tomado un tour de la ciudad remolcadas por un caballo; hoy lo hicimos en un autobús de dos pisos. Viajamos, claro, en la parte superior, pero se hizo de noche y hacía frío. La ciudad tiene la elegancia de una viuda que una vez tuvo fortuna, los buenos tiempos fueron relegados a la memoria después de ser conquistada por a revolución del comienzo del Siglo XX y por la industrialización. La riqueza basada en el sisal desapareció con la llegada de las fibras sintéticas.



Hoy en día hay mendigos que salen de día, sobre todo en la mañana, pero de alguna manera las autoridades se arreglan para esconderlos de noche. Hoy de noche en el zócalo y las calles aledañas se bloqueó el tráfico, pusieron mesas y tarantines para vender cosas, y familias enteras estaban llegando para comprar.

Comimos un excelente almuerzo cecra al zócalo, terminando con un postre “flambeé” y un café maya; la receta es:

Ingredientes:
a) licor maya “xtabentum”
b) kalúa
c) crema batida
d) café
Procedimiento:
Se calienta el xtabentum con dos cucharadas grandes hasta que flambea. Se introduce el café caliente. Luego se añade la crema batida y el licor kalúa (también flambeado). Finalmente se echa chocolate picado. Se sirve en una copa con azúcar quemado pegado a la orilla.


Fuimos al museo de antropología en la tarde donde las dos tomamos fotos. Mis notas al respecto:


a) Los mayas practicaban la deformación de los cráneos de los bebés y los volvían bizcos por razones estéticas. También mutilaban los dientes por la misma razón.
b) Los seres humanos cruzaron la estrecha de Berrín hace 50.000 años. Llegaron a Yucatán hace 30.000. Se sedentarón allí en el 12 a.C.
c) Los ceñotes son pozos que se abren cuando la tierra se cae sobre cavernas subterráneos creadas por el agua bajo la capa caliza que se encuentra en Yucatán. Los mayas los empleaban como lugares para obtener agua y para ofrendar objetos (y vidas humanas).




d) Las tres torres de observación astronómicas en forma de domo en Chechen, Meryapam y El Castillo Paalmiel están ubicados en una latitud similar.
e) k’uk’ulkan es Quetzalcoatl, o la serpiente emplumada de los aztecas.



f) Empleaban un sistema númerico con base 20.




Hemos bajado de categoría en el fanatismo político: del restaurante “Revolución” en Chiapas, hemos terminado esta noche en el Hotel Reforma. Sin embargo hay una reproducción resaltada de Zapata detrás del mostrador principal.


Las mujeres en los pueblos más al sur usan vestidos tradi-cionales, con hermosas bordadas, pero no ponen la enagua de encaje que se ve en ocasiones más especiales, como las que usaron las bailarines anoche en Mérida que llegaban a los tobillos.


23 de noviembre

Uxmal




En Uxmal vi los relieves más bellos de los que he visto hasta ahora: bellas fachadas, portales y decoraciones. Inclusive vi algo juguetón: esculturas de pájaros en una pared, como si hubieron posado allí hace un milenium y por puro gusto habrían quedado allí. Sólo faltaban sus cantos. Nótense en el detalle como el pájaro arregla su plumaje.

Ya me di cuenta que mezclo ruinas en la memoria. Ayer bajando fotos pude ubicar algunas murallas sólo porque mi guía aparecía en una de ellas y lo más sorprendente es que eran fotos de Yaxchilan, un lugar que me gustó mucho. No tengo tanto ojo por los cambios de estilos. Además, cada nuevo rey tapa lo que construyó su antecesor, lo que oculta detalles en la sucesión del paso de pre, – clásico y –post.


Pero ayer en Uxmal los estilos relucieron. Las figuras simbólicas de Chaac, la serpiente emplumada, la tortuga y los demás distintivos estaban claros. Pero además había diseños geométricos de "espirales cuadrados" que recordaban a figuras griegas. Un pequeño templo sin adornos que vimos podría mudarse a Grecia sin sorprender a nadie.







Kabal

Kabal era menos grande pero lo que tiene de interesante es un gran arco fuera de la ciudad, mucho más grande que cualquier otro que he visto. Es notable, considerando que usaban arcos con un punto y no los redondos en el estilo romano. Basicamente emplea un lintel en vez de una piedra angular.




En un mercado popular compré dos jaras de chile habanero, pero para mí parecen mucho a un ají picante en el estilo venezolano, tal vez es un poco más grande. Era un lugar hermoso con mariachis y muchas cosas en venta: flores, comida, especias, ropa y otras cosas, todo bellamente ordenado y desplegado en un espacio amplio y bien iluminado. El problema era que tuvimos muy poco tiempo en aquel pueblito, ya que estábamos camino a Uxmal en un tour. Los tours son frustrantes porque nos limitan el tiempo demasiado, pero ir in taxi a estos lugares no sólo es costoso sino difícil.



Ahora estamos en el autobús camino a Valladolid. Estamos en un coche de segunda clase –tan cómodo como los de primera- pasando de pueblo en pueblo. Las casas tienen muros de piedras montadas y sostenidas sin cemento u otro pegamento, hechos con gran dexteridad. La última vez que vi muros así fue en el norte del estado de New York, y para este entonces ya eran obras apreciadas que muy poca gente sabia hacer. Aquí aparecen por todas partes, estables y perdurables.

Por un tiempo dejé de escribir durante el viaje porque mi compañera de la hilera de asientos, una señora de 87 años, y yo comenzamos a conversar. Era una viuda que volvía a su pueblo a ver si podría conseguir una pensión. Ahora vive “arrimada” con su hija pero se siente incómoda. Así comenzamos, pero la conversación se volvió espeluznante cuando comenzó a hablar de todas las mujeres que conocía que fueron asesinadas por sus maridos. Me describió varios incidentes con lujo de detalle, y aunque su relato podría considerarse una ventana hacia un estilo de vida que no conozco personalmente donde el machismo duro es rampante, no quería escuchar más y dejé que el fuerte sol que entraba por la ventana me cerrara los ojos. Ella también se adormecía y allí estábamos, dos mujeres de tercera edad, soñando con nuestras vidas tan distintas.

Se ve pobreza en los pueblos ahora, y las calles no son tan limpias. Hay latas y botellas tiradas al suelo.

Nota: Comí sopa de lima por la segunda vez, esta vez no era un caldo sino algo más espeso, pero ambas versiones eran deliciosas. Me gusta mucho la comida de estas regiones.



Nov 25

Chichén Itzá

Ayer, que parece un año atrás, fuimos a Chichén Itzá, un lugar que quita la respiración. Tengo una publicación que muestra los diferentes edificaciones (ver referencia abajo) y citará e ella. Vimos este lugar después de tomar un autobús desde Valladolid.

Claro, llegué al lugar con una preconcepción bastante positiva; pensé en Chichén Itzá como una versión maya de la mesa redonda del Rey Arturo, porque intentaron incluir diferentes grupos de la etnía maya en el proceso del gobierno. Por esto duraron dos o tres cientos años más.

El lugar es grande y siguen excavando, hay trabajo arqueológico por todas partes. Es muy comercial con autobuses llegando de todas partes con cualquier idioma sonando de los demás turistas al lado de uno. Y vendedores de recuerdos, algunos de los cuales son tejidos y esculturas realmente bonitas.

Imaginé que el lugar hubiera sido así cuando los Itzá habitaron y adornaron sus dioses allí. Debe haber habido vendedores, tejidos hermosos en todos los colores, diferentes olores de incienso e inclusive los variados dialectos maya intermezclados.

Por el izquierdo al entrar se ve un camino que conduce a un cenote sagrado. Este camino es el mismo usado por los Itza, y en el comienzo se ven muros bajos de piedra que conducen a una pequeña construcción desde donde, probablemente, lanzaron sus ofrendas. Hoy en día esta vía está llena de vendedores que llaman a los turistas desde sus puestos de telas cubiertas con lo que venden, pero de nuevo, imaginé los sacerdotes y demás oficiales con sus vestimentas, plumas y tocados que esperaban en los mismos lugares mientras pasaba el rey.

Ya para el periodo clásico (250-900 d.C) los Itzá habían desarrollado una conciencia histórica, conocimiento astronómico y habían dearrollado un calendario precio. Los mayas tenían un sistema de comercio interno. En el territorio seco de Yucatán recolectaban la lluvia del verano en construcciones especiales llamadas chultunes o tenían acceso al agua por medio de los cenotes. Cosechaban maíz, fríjol, calabaza, jitomate, chile, yuca, camote, jícama, achotes, aguacate, achote y otros productos vegetales como algodón, henequén, tabaco, copal y hule. También comían carne, sobre todo productos de la cacería.

Chichén está bien preservado y aun más, es sobrecogedor por su tamaño. Comencé mi recorrido, librito en mano, para no perder nada y para ir identificando lo que estaba viendo.



La primera visita fue a la cancha de pelota. No he descrito este tipo de instalación antes, pero las he visto en la mayoría de las ruinas que hemos visitado. La de Chichén es especialmente grande. Ésta fue construida en el periodo post-clásico en el tiempo maya-tolteca (900-1200).


Para los maya estos juegos tenían significado ceremonial, y dicen que algunos de los jugadores tenían que ser sacrificados después, algunos guías han dicho que fueron los ganadores, otros los que perdieron. Pero en todo caso se trataba de un privilegio y un honor. Simbólicamente se trataba del enfrentamiento de fuerzas contrapuestas como el día y la noche, supongo una versión americana del ying y el yang. Los jugadores se vestían de ropas protectores para poder batear las grandes y pesadas pelotas con sus costillas y caderas; el objetivo era apuntarla a marcadores, o aún mejor, hacerla pasar por aros localizados a cierta altura sobre sus cabezas en los muros de ambos lados.



En el aro se ven dos serpientes, representaciones de K'uk'ulkan.





Al fondo está lo que se cree el templo donde se sacrificaban los jugadores seleccionados para este honor.










Cerca de la cancha se ven algunas plata-formas, y en la foto está la de los jaguares.

La edificación principal es lo que llaman “el castillo”, está localizada en el centro del patio central. Tiene cuatro lados con gradaciones que suben a la cima desde todos ellos. Encima de esta plataforma central hay un templo. No pude presenciar el espectáculo que se ve durante el solsticio del 21 de marzo, cuando en un juego de luces se da la impresión que K'uk'ulkan, la gran serpiente, se deslizara desde arriba hasta el suelo por las esquinas de las escalinatas.



Detrás está un enorme complejo que incluye el Templo del Chac Mool; no pude subir para tomarle una foto de esta figura acostada que parece un asiento, pero en el detalle de la foto que le puede apreciar.



















Al lado están muchas columnas de lo que llaman un mercado.



Igualmente espectacular es lo que han llamado el observatorio, es redondo y ciertamente evoca los edificios modernos que tienen este propósito, pero no se ha demostrado arqueológicamente que realmente lo tuvo. Quiero creer que sí.



Hay otras ruinas que son bellas por sus decoraciones. En las que se ven en estas fotos se ven dos representaciones de Chaac, dios de la lluvia, con su nariz larga.













Chichén tiene preservado un enorme cenote sagrado. En la foto no se aprecian ni su profundidad (12 metros) ni su diámetro (60 metros), las paredes son casi verticales. En él los Itzá lanzaron objetos, animales y personas como sacrificios, y aunque no hayan proyectos actuales para recuperar más restos y piezas, de allí se han sacado muchas piezas de alto valor.



Referencia: Roberto García Moll, (2002). Chchén Itzá. México D.F.: México Desconocido

27 de noviembre

Dejé mi librito sobre Coba dentro del cuarto del hotel, así que me quedo en uma silla del jardín en el hotel Zazil-Kim en Tolum, al lado del mar, aunque por los momentos no lo veo porque estoy metida entre las dunas y palmeras. Es un lugar hermoso.

Primero mencionaré brevemente a Valladolid donde llegamos hace dos días. Es un pueblo pequeño, y en el momento de visitarlo estaban reparando las calles, así que no pudimos apreciarlo plenamente. En una tienda vi esta escultura, una copia de otro en un museo, y para que se la vea bien he rellenado el fondo de un color sólido. Me gusta porque es una estatuilla de una tejedora que agarra el hilo con un lazo sobre el dedo gordo del pie para extender la tela por todo el largo de sus piernas mientras trabaja aumentado el tamaño. Es una imagen doméstica, tranquila, y da la impresión de cierta plenitud.



Por lo demás, lo interesante del pueblo es que casi todas las mujeres adultas usan tradicionales vestidos bordados. Los vestidos son típicos de los diferentes tribus individuales.



Coba

Recordaré a Coba en estas líneas, por lo menos mis reflexiones al respecto aumentadas por información que he sacado de un guía escrito que compré en el sitio (ver referencia). Se encuentra entre árboles, es una serie de estructuras cruzadas por caminos blancos, o sacbeoobé (ssacbé en singular), la primera vez que los guías han hablado de ellos, y no sé si son particularmente notables en este lugar, o si han sido mejor preservados. Sin embargo, en mi librito se hace referencia especial al cuidado con que fueron construidos: algunos tienen muros laterales de cierta altura debido a la irregularidad del terreno. Uno de estos sacbeoob alcanza 100 kilómetros y llega hasta Chichén Itzá. Como los maya no conocían la rueda, supongo que las personas fueron transportadas en litera por ellos y los mensajeros corrían por allí mientras la mercancía que se intercambiaba entre estas ciudades se cargaba sobre las espaldas de los mercaderes y sus esclavos.

Para llegar a la pirámide mayor hay bicicletas que se pueden alquilar y rickshaws impulsados por muchachos que pedalean atrás. El lugar es bastante grande, demasiado para recorrerlo a pie en el tiempo que teníamos y yo elegí esté último modo de transporte. Los muchachos de los rickshaws hablan en maya entre sí, pero cuando pregunté qué dialecto usaban no sabían contestarme. Otra cosa que me llamó la atención es su incuriosidad con respecto a las ruinas. En otros lugares he sentido orgullo entre las personas que trabajan entre las ruinas. El muchacho que me llevó a mi sabía llegar a cada sitio, pero no podía decirme de qué trataba cada uno. Más bien sentí que estaba aburrido en su trabajo.

Pero no es la actitud de todo el mundo. La gente sigue acudiendo a una de las estelas de Coba para dejar flores y velas y piden ayuda con las cosechas a pesar de que la imagen de esta estela ya casi no se ve. Esta práctica va disminuyendo con la reducción de la población que trabaja en la agricultura de la huerta pequeña e individual. En la foto a continuación se ve abajo y a la izquierda una pequeña carpa hecha con material vegetal que la protege.





Entre las ruinas está algo más que me llamó la atención: el obser-vatorio, otro con domo redondo. De nuevo el libro duda del propósito real de esta edificación, pero estuve al lado de una guía que hablaba en francés con un pequeño grupo, ella dijo que hay un hueco en la parte superior del domo y que debajo de él había un recipiente para agua que servía para ver las estrellas reflejadas. Además los muros redondos permitían a los sacerdotes escuchar las sutilezas de los vientos y en base a ellas predecir huracanes y cambios en los soplos de viento para poder determinar los cambios de las estaciones. ¿Era su imaginación? No importa, me gusta el cuento.


Dice mi libro que las orígenes del juego de pelota se remontan a más de tres mil años de antigüedad, dado que todavía es practicado en algunas regiones de México. La cancha de pelota en Coba tiene la forma clásica de un pasillo donde el juego se llevaba a cabo, entre dos muros inclinados. Arriba en cada muro está un anillo por el cual los jugadores intentaban pasar la pelota.





En un relieve puesto sobre uno de los lados de la primera cancha de pelota hubo una figura, probable-mente un jugador. Sostiene algo indefinido en sus manos que cae como una “y” a revés y torcida. Podría ser un implemento de su juego, pero mi primera reacción era pensar que sostiene un niño y que las piernas guindan de manera irregular. Como la figura aparece en mi librito, la buscaba especialmente, y pregunté a varias personas dónde se encontraba. Esto provocaba a varias personas a buscarla también, y finalmente la hallamos sobre los mismos muros de la cancha. Dije al señor de al lado: “Es un niño”, y él contestó: “No, es un conejo.” Era suficiente para que desde este momento sólo pudiera percibir un conejo con las orejas colgando hacia abajo. Era chistoso, y evidentemente estas figuras son más bien pruebas tipo Rorschach (de las pruebas fruedianas de manchas de tinta).

A final: más imágenes de Coba:









Refe-rencia: María José Con (2007). Coba. México D.F.: Monclem Ediciones






November 28th

Tulum

View of "The Castle"


Tulum is located on the coast of Quintana Roo, and has a spectacular view of sea. The name in Mayan means “Walled City”, although its real name meant “Dawning”. Anyway, the “walled” name is appropriate, because the whole place is surrounded by wide and tall defenses. There was a stela there that indicated an early date for the place: 564 a.C., but its main importance is post-classic (1200-1521). It was one of the last to lose its importance as a city, and there is some speculation that Columbus saw some of the long canoes they used for inter-city commerce. Archeologists have found many and varied objects that were traded all along the coast like jade, copper, feathers, different agricultural products and many other things.

It’s not very big. There are constructions around the periphery and others placed in an orderly way in the large central patio. From the East the sea is a wonderful blue-green, the color people dream about when they want to imagine a tropical paradise. The sand is very white, the product of pulverized coral reefs. These days, since it is a major tourist attraction, it has a green lawn, palm trees, and walkways constructed among the sun-whitened ruins. In other words, it is pretty, lovely, elegant, charmante…..


In what follows I’ve put several pictures I took there.

First, looking east, one sees the principle building along the seaside. It has a little hole that was used to identify astrological time; when the light goes through it at a certain time of the year, it shines directly on a stone on the other side of the city, fixed into the wall. Unfortunately I don’t know what that date is. But here they are: a) the building, b) a detail of the building that shows the little hole more clearly, and c) the stone where the ray of light hits once a year.

The building (The Castle)


The hole in the wall

















The stone where the light hits















A view of the wall with guard tower


                                                                                      What’s left of a little
                                                                                       cenote


















The lower part of a relief showing a face:
The jaw line is very realistic















A lizard in the wall


















sto será mi última entrega sobre el viaje que hicimos por la Ruta Maya. En cierto sentido me alegra poder cerrar el tema porque hay muchas otros que quisiera comenzar a abordar, pero también siento que cierro un viaje hermoso que quisiera retener más tiempo.

Nos ha acompañado en estos días el espectáculo celestial de Venus y Júpiter que se han acercado increíblemente en las horas del crepúsculo, brillantes e enigmáticos. Como yo soy una enamorada de los cuerpos celestes, me he quedado pasmada y maravillada frente a aquella visión nocturna.

Tengo que describir los dos últimos lugares donde nos quedamos: el pueblo de Tulum, cuya existencia realmente depende de las ruinas del mismo nombre, y otro, Playa el Carmen, un lugar netamente turístico porque es un punto de arranque donde los visitantes comienzan sus viajes por otras partes.

Del pueblo de Tulum mostraré fotos de la playa, y sobre todo los colores del atardecer.







Y de la Playa el Carmen las calles, el mar, y una vista hacia la isla de Cozumel.

Vista hacia Cozumel


El embarcadero


Camino a Cozumel



























Y terminaré con otra imagen del árbol de la vida que demuestra los diferentes dioses que ocupen lugares entre el ramaje y los raíces.

 
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