jueves, 6 de marzo de 2008

Prólogo: Arte de participación en la calle de Ligia Mujica

Este es mi último borrador para un prólogo del libro de Ligia Mujica de Tovar, “Arte de partiipación en la calle, Estudio psicosocial de la particiación comunitaria” que se publicará próximamente. En esta versión electrónica he incluido algunas reproducciones de las obras citadas.

Citar como: Karen Cronick (en prensa). prólogo. En Ligia Mugica de Tovar, "Arte de participación en la calle. Estudio psicosocial de la participación comunitaria."


Me da un gran placer escribir estos breves comentarios sobre el libro de Ligia Mujica de Tovar. Mi satisfacción tiene varias fuentes: La primera es personal, porque Ligia y su esposo Hernán son amigos desde hace años. Además cuando ella cursaba la maestría en Psicología Social de la Universidad Central de Venezuela, pude leer las primeras versiones de su tesis, que luego iban a convertirse en el texto de este libro.

La segunda razón para sentir agrado obviamente tiene que ver con el contenido de su libro. Desde hace tiempo siento la necesidad de reflexionar sobre la importancia de la estética como un vehículo para lograr transformaciones sociales. En este trabajo Ligia analiza el arte participativo del pintor cinético Juvenal Ravelo, líder de un movimiento de Arte de Participación en la Calle.

Quizás mi contribución al libro puede ser una resumida reflexión sobre la estética, la participación y el poder. El trabajo comunitario tiene como objetivo la “potenciación” de los participantes y su incorporación a proyectos cuyo objetivo es aumentar el bienestar colectivo. Potenciación puede definirse como un proceso en que las personas adquieren mayor control sobre los recursos materiales, económicos, políticos y personales de su ambiente socio-cultural.

La estética es una parte integral de este proceso. Se asocia con la producción de la belleza, pero lo bello es sólo parte de lo que se produce por medio del arte colectivo: contribuye también al cultivo del orgullo personal y grupal de los participantes. Es un rasgo ambiental e individual donde la gracia, la limpieza y lo agradable del entorno se confunden con otros significados que tienen que ver con el crecimiento y la capacidad de idear “un futuro mejor”. Los valores artísticos constituyen signos externos, y dan lugar a una comunicación donde las personas dicen: “así soy yo, así es mi comunidad, y quisiéramos que cambie y que crezca de esta otra manera”.

Pero además la estética tiene que ver con el intercambio de ideas que no son necesariamente bellas en el sentido clásico. Concretar una idea por medio de la plástica no sólo enseña nuevas maneras de ver al mundo, sino también transmite emociones profundas. Como dijo Adorno (1997), el arte plástico contiene su propia lógica interna en la forma de silogismos visuales, y aun en el caso de representaciones "objetivas" contiene en sí una obligación de ir más allá del mimetismo; por esta razón, dice Adorno, las obras forman analogías a la lógica de la experiencia la cual aparece en ellas de manera "refractada" (p. 136)).

En este sentido el arte puede ser un medio trascendental de cambio popular. Ernesto Cardinal, cura nicaragüense estableció en los años 60 y 70 del Siglo XX, una colonia artística en Solentiname, una isla de Nicaragua. Allí ideales de renovación social se trabajaban y plasmaban por medio de la estética. Se abría así una puerta para la expresión poética, plástica y musical de sentimientos personales y sociales.

El arte siempre ha tenido un papel político, tanto en el mantenimiento de sistemas de poder existentes como en la promoción de cambio. Normalmente el sustento del poder ha estado en manos de artistas de renombre que, en sus distintos épocas han pintado a los mandatarios y sus hazañas; como ejemplos tradicionales puedo recordar a Tizano con su “Carlos V a caballo en Mulhberg” (1548), a Jacques Louis David con su “Consagración del Emperador Napoleón I y la Coronación de la Emperatriz Josefina” (1808) o “Napoleón atravesando los Alpes” (1801) y la representación de “Luís XIV” hecho por Ligaud (1700). A veces el elogio al poder ha dado lugar a representaciones por medio de imágenes casi míticas de las pretendidas bondades de una clase dominante como en el caso de las damas aristocráticas jugando entre columpios de rosas que los pintores rococós reproducían en sus telas.

                                      Napoleón Atravesando los Alpes

En la modernidad la táctica de alabar las fisonomías de los poderosos cambia, y aparecen movimientos como el “Realismo Soviético”, y el arte del Tercer Reich –que, además, denunciaban todo lo demás como “arte degenerado”, reconociendo así el poder que tiene este medio de comunicación.

                                     Arte del Tercer Reich

En cuanto al Capitalismo tal vez uno de los apologistas del sistema es Andy Warhol que loa por igual las mercancías producidas en masa y los personajes de la farándula (éstos también aparecen como objetos de producción en masa), pero en este caso, clasificar a la obra Warholeana es más complicado porque también se le puede adscribir un sentido irónico.


                                     de Campbell's soup de Warhol


Las pinturas que aclaman y promueven el cambio, o que denuncian las condiciones de sus tiempos también merecen nuestra atención.

                                     La Libertad Guiando el Pueblo de Delacroix

El ejemplo más famoso es la “Marianne”, la personificación de la libertad y la razón en la Revolución francesa; tanto era su poder como emblema que luego se consagró como una figura de apoyo para las segundas y terceras Repúblicas en aquel país. Honoré Daumier la dibujó en 1848 y Delacroix la pintó en 1830. En este caso se trata de reelaboración de los ideales de libertad, igualdad y fraternidad que motivaron la sublevación de 1789–1799, pero que ahora se emplean en el servicio de regimenes en consolidación.


                                     Carlos IV y su Familia de Goya

Otras obras son más sutiles: por ejemplo en “Carlos IV y su familia” (1800), Goya no nos embeleza con el retrato de la familia real; más bien capta la ridiculez ordinaria de algunos de los personajes.

Obras de denuncia también son conocidas y puedo mencionar como ejemplos:
                            Los tramposos de naipes de Caravaggio

a) la obra de Caravaggio que incorporó la violencia de la calle y sujetos que aparecen con las uñas sucias y con gestos de espontaneidad que escandalizaban a sus patrones de la iglesia de aquel entonces,
b) ciertas muestras del arte inglés de la época victoriana, especialmente los “Pre-Raphaelites” que plasmaron las condiciones sociales de la Revolución Industrial y
c) en la modernidad, “La Guernica” (1937) en que Picasso registró el salvaje bombardeo nazi del pueblo del mismo nombre durante la Guerra Civil en España. De hecho, tanto es el poder del arte que una copia de esta última pintura fue cubierta para evitar posibles paralelos políticos cuando el entonces Secretario de Estado de los Estados Unidos Colin Powell visitó las Naciones Unidas.


                                     La Guernica de Picasso

Toda obra de arte es “participativa”; cuando Adorno dijo que se trata de un silogismo, expresó la dualidad que existe entre el artista y el observador que interpreta lo que ve. Los actos de interpretación son complejos y requieren que el medio de expresión sea compartido exactamente como en el caso del lenguaje: ambas partes tienen que entender el idioma que se habla. En el caso del silogismo, tienen que comprender no sólo el idioma sino los referentes y las transformaciones casi metafóricas impuestas en la comunicación.

Pero esto no es suficiente porque una vez terminado, el artista pierde control sobre el producto de su trabajo y el público comienza a traer al proceso sus propias experiencias y referentes, a veces cambiando completamente el sentido de la realización original. La capacidad que tiene el arte de seguir generando significados es un atributo del poder de lo estético.


                               “Un penetrable” de Jesús Soto

El arte cinético lleva este proceso aún más allá, obligando al observador a moverse frente a un cuadro o incluso a entrar dentro de una escultura; en este caso el observador es un co-autor, colabora en la producción del significado y crea sentido a partir de su propia experiencia cinética y visual.

Pero el libro de Ligia Mujica describe algo más sobre la capacidad de transformación de la estética: el empeño de Juvenal Ravelo de incorporar al público en la misma confección de sus murales desde el momento en que se aplican los colores a las paredes, hace que el público se convierta en artista creativa. Su participación no se limita por sus propias sensaciones individuales frente a una obra que le conmueve porque se transforma en comunicador él mismo: ya no hay distancia entre el artista y el público.

                Un trozo de mural en la Comunidad de Caigüire
                              Abajo, Cumaná de Ravelo y colaboradores



Pero además, los murales no se ubican en espacios formales como edificios públicos e iglesias. Los murales de Ravelo (y colaboradores) se encuentran en las mismas vecindades donde viven los pintores colectivos. Este hecho aumenta la sensación de ser propietarios y extiende la experiencia estética por toda la vivencia del barrio. Como señala Ligia, luego de la experiencia los vecinos comienzan a cambiar otros aspectos de sus vidas y abandonan la pasividad política para volverse activos en sus municipalidades.

La conciencia estética se vuelve entonces un modo de ser, una postura existencial frente a la vida. La coexistencia física entre la desesperanza económica, la violencia urbana, la pobreza educativa y la fealdad ambiental es un hecho: la basura, los malos olores en las calles y el sucio en las paredes conviven con el desorden cívico. Juvenal Ravelo se dio cuenta que este deterioro es reversible: se puede generar cambios psicosociales y políticos por medio del cuestionamiento de lo inevitable de lo feo.

Con este pequeño prólogo saludo a los esfuerzos de ambos, Ligia por su libro, y Juvenal por su obra artística, por haber señalado una vía hacia la participación y la posibilidad de extender la experiencia estética de maneras tan esperanzadoras.

Referencias:
Adorno, T.W. (1997), Aesthetic theory. Minneapolis: University of Minnesota Press.
Caravaggio: Los apostadores: http://en.wikipedia.org/wiki/Gambling
David: Napoleón cruzando los Alpes: http://es.wikipedia.org/wiki/Napole%C3%B3n_Bonaparte
Goya: Carlos IV y su familia": http://www.metmuseum.org/toah/hd/goya/hd_goya.htm
Arte del Tercer Reich: http://www.forosegundaguerra.com/viewtopic.php?p=37559&sid=1befa1b2d255eef82e523e97d78a7179
Warhol, Campbell's Soup Can: http://utenti.romascuola.net/bramarte/pop%20art/img/war3.jpg
Marianne de Delacroix: http://en.wikipedia.org/wiki/Marianne
La "Guernica" de Picasso: http://www.google.com/imgres?imgurl=http://www.artmuseums.com/guernica.jpg&imgrefurl=http://www.artmuseums.com/currentevents.htm&h=58&w=130&sz=78&tbnid=APjlaJ2bsTAJ:&tbnh=58&tbnw=130&sa=X&oi=image_result&resnum=1&ct=image&cd=3
Soto: los penetrables: http://www.flickr.com/search/?q=soto+penetrable
Ravelo con niños de la Comunidad de Caigüire Abajo, Cumaná: http://www.analitica.com/va/arte/portafolio/3678022.asp

1 comentario:

Ricardo González dijo...

Excelente sobre todo la conciencia del colectivo sobre el orgullo y sentido de pertenencia en lo ideológico, político y cultural que encierra una obra plástica.

 
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